Durante los últimos 10 semanas hemos estado yendo a la cárcel a visitar y predicar el evangelio de Jesucristo con algunos amigos. Yo recuerdo mi primera vez, yo estaba un poco nervioso. Yo tomé algunas clases de la justicia penal y escuché muchas cosas feas acerca de la carcel. nosotros entramos la puerta y atravesamos un detector de metales y dimos nuestra identificación a el guardia. Él nos permitío a entrar. Las puertas se abren por máquina muy ruidoso y, cuando se cierran uno no puede salir sin hablando con uno de los guardias. entramos la cuarto donde hacemos las visitas y al lado de este cuarto es donde los prisioneros hacen sus visitas con sus familiares y amigos y podemos oír todo que dicen y, no dicen cosas buenas. pero, cuando llegó nuestro amigo, el espíritu que trajo fue tan feliz. hablamos de muchas cosas y sentimos el espíritu santo tan fuerte. Él nos dijo que estaba leyendo la biblia mucho y orando muchas veces cada día. vimos en sus ojos un cambio. Él realmente quería cambiar su vida y comenzó a poner en la práctica las enseñanzas de Jesucristo. Hay muchas cosas feas allí en la cárcel pero aprendimos que donde hay alguien que quiere cambiar su vida y empieza a hacerlo, allí mora el espíritu del Señor. nosotros todavía vamos a la cárcel uno o dos veces una semana pero estoy más cómodo al saber que el Espíritu del Señor morará allí con nosotros.
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